Como sucede en las adicciones a sustancias las personas adictas a una conducta de este tipo también padecen un síndrome de abstinencia cuando no pueden llevarla a cabo (insomnio, irritabilidad, estado de ánimo depresivo o deterioro en la concentración).
Los síntomas que se observan en las adicciones sin sustancia son muy similares a los que se generan en las drogodependencias, produciendo también cambios fisiológicos en el cerebro.
A su vez, tal y como se produce en las adicciones a sustancias, se produce una pérdida de control de dicha conducta por parte del sujeto y comienza a interferir de forma grave en su vida cotidiana (a nivel familiar, laboral y social).
La evolución habitual de las adicciones sin sustancia incluye las siguientes conductas:
1. la conducta resulta placentera para la persona
2. se da un aumento de los pensamientos relacionados a dicha conducta cuando la persona no está implicada en ella (ocupa el pensamiento de la persona cuando lleva a cabo la conducta y también cuando está intentando hacer otra cosa)
3. la conducta se hace cada vez más frecuente, a pesar de que las consecuencias negativas vayan en aumento
4. el sujeto comienza a negar la importancia o el interés que dicha acción le está creando (negación)
5. conforme van aumentando los efectos negativos el adicto comienza a tomar conciencia de la realidad y realiza intentos fallidos de controlar la conducta por sí mismo
6. lo que mantiene en este punto la conducta ya no es ese efecto placentero del comienzo, sino el alivio del malestar
7. baja tolerancia a la frustración: el adicto aguanta cada vez menos las emociones negativas y las frustraciones cotidianas, haciendo uso cada vez más de dichas conductas para hacerle frente al estrés
8. la conducta adictiva se agrava y una crisis lleva al sujeto o a la familia de éste a solicitar ayuda de un profesional especializado